viernes, 7 de marzo de 2014

Un año más... y me sigue doliendo como si fuera ayer.

Antes me gustaba el mes de Marzo, para mí representaba la primavera, era el mes de la renovación, cuando los tímidos brotes florecían, llenando el paisaje de color.

Antes el mes de Marzo era sinónimo de alegría puesto que significaba que quedaba poco para celebrar un cumpleaños, para llenar de alegría la casa preparando las viejas tradiciones, donde recorríamos preocupados los escaparates pensando que comprar a nuestro Padre.

Antes veía la vida de otra manera, como muchos otros apreciaba poco lo que tenía, pensaba que todo era eterno, que nada acababa, que tendría tiempo...

Antes... sí... eso era antes.

Siempre he estado muy unida a mis padres, quizás porque soy la pequeña de mis hermanos, quizás porque soy y me confieso, muy cariñosa y quizás solamente, porque desde pequeña ellos han sido mi mundo, mi apoyo, mi ejemplo y los quiero con locura.

Por eso... cuando un año más está a punto de cumplirse desde que mi Padre se fue de nuestro lado, no puedo evitar derramar amargas lágrimas porque me sigue doliendo su ausencia como si se hubiera marchado ayer.

Mi Padre, la persona más maravillosa del mundo, noble, honesto, caballeroso, amable, con carácter también y algo testarudo, pero con unos grandes valores que nos supo enseñar y que día a día me dan la fuerza y el coraje para seguir adelante.

Gracias a mi Padre, aprendí que "Las Palabras Conmueven, Pero el Ejemplo Arrastra", a no exigir a los demás lo que yo misma no se dar o hacer, a tener constancia, a mirar con optimismo el futuro a pesar de las dificultades, a buscar el lado amable de la vida, a regalar una sincera sonrisa nacida del corazón, a tener tiempo para disfrutar de la hermosura de la Naturaleza, a saber apreciar las cosas pequeñas, a disfrutar con un buen libro...

Me enseñó a amar sin condiciones, a darlo todo por aquellos que aprecio, a ser paciente y controlar mi genio, a valorarme a mí misma pese a que los demás no lo hicieran, a no buscar reconocimiento sino paz de espíritu, a dormir con una conciencia limpia como almohada, a respetar a los demás, a seguir el camino recto a pesar de que sea más costoso, a ser franco y no engañar a los demás, a saber defenderme de mis enemigos, a caminar con la cabeza bien alta respetando mis valores, a no tener miedo a ser diferente, a disfrutar de la vida...

Me enseñó muchas cosas... sí... Padre, me enseñaste muchas cosas que en la vida debía afrontar, pero jamás me enseñaste a saber lo que es estar sin ti.

Aún recuerdo la última conversación que mantuvimos, los dos solos... aquella noche antes de tu marcha, sin saber que sería la última para mi desgracia... Me dijiste que de todos era la más fuerte, y que tenía que ser la piedra sobre la que se sustentara la familia... pero no me dijiste que dolería tanto hacerlo sin ti. Pese a todo intento llevarlo a cabo, y sé que cuando estoy a punto de desfallecer, cuando siento que no puedo más, cuando estoy a punto de rendirme... sé que tu estas intercediendo por mí.

Hoy, pese a estar rodeada de cariño e intentar seguir honrándote, haciendo sonreír a mi Madre cuando está triste, ayudando en lo posible, siendo fiel a los ideales que me enseñaste de niña, manteniendo vivas las tradiciones... pese a todo, hoy.... me despierto llorando... por haber soñando que estabas en la casa y que podía refugiarme entre tus brazos, pues tu eras mi brújula,  mi pilar.. la razón de mi fortaleza...

Sólo sé que cuando te fuiste, me quedó la horrible sensación de no haberte demostrado cuanto te quería, todo lo que sentía por ti. Lamento cada disgusto que te di en mi locura de juventud,  haber perdido el tiempo en tonterías en vez de haber estado más tiempo a tu lado, haber compartido más charlas contigo, haberte abrazado más... porque nunca será suficiente.

Ahora... tan sólo me queda recordar tu sonrisa, la alegría en tu mirada y desear poder tener un día más para mirarte a los ojos y poder hablar, necesito terminar lo que un día empezamos a planear juntos...

Ojalá todos empiecen a apreciar lo que verdaderamente importa en la vida, antes de que la propia vida nos lo arrebate.

 Ojalá... pudiera tener a mi Padre a mi lado y sentir sus brazos, en vez de tener que recordarlo.

Ojalá pudiera hablar con mi Padre, en vez de hablarle al viento sin saber si él me escucha ya...

Ojalá estés donde estés te sientas orgulloso de tu pequeña...

Ojalá Dios sea misericordioso y un día nos volvamos a ver...

Te quiero Papá...

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