martes, 14 de octubre de 2014

Lo prometido es deuda: Cuentos para mis sobrinas


Si hay algo que es capaz de alegrarme el día por muy mal que haya ido, es escuchar las voces de mis sobrinas gritar: "Tííííaaaa!! Ya has llegado!!".

Algunos no entienden la especial predilección que siento por estas pequeñas, no es difícil de explicar... Llevo queriéndolas desde que aún eran dos pequeñajas revoltosas en el vientre de mi querida hermana mayor.

Y sí... a veces soy muy dependiente de ellas, pero ¿cómo no querer a esas pequeñuelas que me llevan arrancando sonrisas desde hace 9 años y medio? (Y los que me quedan :D)

Estoy muy orgullosa de mis pequeñas sobrinas, de las gemelas y de la pitufa. Las tres tan parecidas y al tiempo tan diferentes. Es curioso y fascinante ver como crecen, como van perfilando su personalidad, su carácter, como cambian sus gustos e ilusiones.

Debo decir que tengo mucha suerte, mis hermanos siempre han cuidado que la relación entre ellas sea estrecha... al igual que con el resto de la familia, por eso puedo decir que he disfrutado viendo como crecían.

Y ahora... tengo un nuevo sobrino, al fin un chico en la casa... creo que estamos todas entusiasmadas con la idea, ¡desde luego niñeras no van a faltar!

Y ahora os preguntaréis ¿por qué os cuento todo esto? Muy sencillo, desde que mis sobrinas son pequeñas, he intentado transmitirles esa magia y fantasía que cobra vida en mi mente.

Me gusta que tengan una gran imaginación, opino que las personas que no tienen imaginación ven un mundo gris... sin todas las tonalidades que podemos descubrir, porque en cada pequeña situación, objeto, e incluso persona... se puede esconder una historia.

Así pues, creé un mundo de fantasía habitado en principio por dos princesas, que fueron creciendo, hasta que se unió a ellas una tercera princesita. (Y en breve por lo que veo tendré que añadir un aguerrido principito).

Este mundo ha ido creciendo cada noche, pues antes de dormir era usual que me reclamaran un cuento (siempre que iba a dormir a casa de mi hermana o venían a casa de la abuela), cada noche nos sentábamos y con una sonrisa me decían tres palabras.

A partir de esas palabras creaba un cuento en el que ellas eran las protagonistas.

Y ... creo que es hora de poner por escrito sus aventuras, si todo sale bien, puede que el día de mañana pueda regalarles un libro que recoja sus aventuras de la niñez.

Espero que os gusten estos relatos, de la misma manera que les gustaron a ellas, y que iré subiendo en el blog de La Biblioteca de Winstalayan.

Y recordad que al igual que "la imaginación es el lápiz con que el niño pinta sus mejores aventuras",  como dijo el maestro Terry Pratchett: " La imaginación, no la inteligencia, es lo que nos hace humanos".

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