Ya queda muy poco para que finalice el año, para muchos es una época para valorar si el años ha valido la pena o si al contrario ha sido un fiasco...
En mi caso, prefiero dedicar estos días a recordar los buenos momentos y crear otros aun mejores, porque es cierto que en estas fechas, en que nos reunimos toda la familia, los hermanos, los sobrinos, los allegados, el gato de mi hermana, mis perros... en fin, ya me entendéis, a pesar de todo... a pesar de ser unos días en que la casa se revoluciona con las risas infantiles, los maullidos, las carreras, las conversaciones al amor de la lumbre... siempre hay algo que falta.
En esos momentos en que recordamos a aquellos que no están ya con nosotros, es cuando prefiero recordar lo bueno vivido. Al descubrir la mirada apenada de mi madre, es cuando prefiero rechazar la tristeza e intentar animarla, a veces no hacen falta las palabras, un abrazo o una sonrisa, pueden ser suficientes.
No es malo recordar a quienes no están con nosotros, pero si que lo es mortificarse pensando si podríamos haber hecho algo para salvarles.
Mi padre, a quien tanto echamos de menos, está presente en cada rincón de la casa y es por ello que prefiero recordarlo con amor, con cariño... explicar a mis sobrinas el por qué de las tradiciones familiares, o en este año que es especial para mi, explicarle a mi novio nuestras costumbres, compartir las suyas, y contarle esas pequeñas anécdotas sobre las anteriores navidades vividas con mi padre... y de esa forma mantener viva su memoria, creando nuevos recuerdos.
Este año son unas Navidades especiales, tanto por poder disfrutarlas al lado de mi pareja, con mi familia como porque son las primeras navidades de mi sobrino.
Y por eso... no os voy a dar consejos sobre que se debe hacer, los propósitos del año nuevo, recetas, protocolo, quejas ... no... tan solo os deseo que paséis unas Felices Fiestas rodeados de vuestras familias y amigos... porque lo que más importa en el fondo, es ser feliz.
¡¡FELIZ NAVIDAD!!
